Tipos de orquídeas: una guía para conocer y cuidar estas hermosas plantas
Las orquídeas son unas de las plantas más populares y apreciadas por los amantes de la jardinería y la naturaleza. Su belleza, variedad y elegancia las convierten en un elemento decorativo ideal para cualquier espacio. Sin embargo, no todas las orquídeas son iguales, ni requieren los mismos cuidados. En este artículo, te vamos a explicar los principales tipos de orquídeas que existen, sus características, sus necesidades y sus consejos de cultivo. Así podrás elegir la que más te guste y disfrutar de su floración durante mucho tiempo.
¿Qué son las orquídeas?
Las orquídeas son plantas pertenecientes a la familia Orchidaceae, la más numerosa y diversa del reino vegetal. Se estima que hay más de 25.000 especies de orquídeas en el mundo, distribuidas por todos los continentes excepto la Antártida. Además, hay miles de híbridos creados por el hombre, que combinan las características de diferentes especies.
Las orquídeas se caracterizan por tener flores muy vistosas y variadas, con formas y colores que pueden imitar a otros seres vivos, como insectos, aves o mamíferos. También tienen una estructura floral única, con tres sépalos, tres pétalos y un labelo, que es el pétalo modificado que sirve para atraer a los polinizadores. El labelo suele tener una forma diferente al resto de los pétalos y puede tener manchas, rayas o dibujos.
Otra característica distintiva de las orquídeas es que tienen un órgano reproductor llamado columna, que une los estambres y el pistilo en una sola pieza. Esto facilita la polinización cruzada entre diferentes individuos, lo que aumenta la diversidad genética de estas plantas.
La mayoría de las orquídeas son epifitas, es decir, que crecen sobre otras plantas sin parasitarlas, aprovechando su soporte y su humedad. Otras son terrestres, que crecen en el suelo, o litofitas, que crecen sobre rocas. Algunas incluso son semiacuáticas o acuáticas, adaptadas a vivir en medios húmedos o inundados.

Tipos de orquídeas: Clasificación según su hábitat
Una forma sencilla de clasificar las orquídeas es según su hábitat de origen, ya que esto determina sus condiciones ambientales óptimas y sus requerimientos de cultivo. Según esta clasificación, podemos distinguir tres grandes grupos de orquídeas:
Orquídeas tropicales
Son las más abundantes y conocidas, ya que proceden de las zonas tropicales y subtropicales del planeta, donde hay una temperatura cálida y constante durante todo el año, una humedad elevada y una luz abundante pero filtrada. Dentro de este grupo se encuentran algunas de las especies más populares y cultivadas, como la Phalaenopsis, la Cattleya, la Dendrobium, la Oncidium, la Vanda o la Miltonia.
Estas orquídeas suelen ser epifitas o litofitas, por lo que no necesitan tierra para crecer, sino un sustrato ligero y aireado que les permita respirar y retener la humedad. Se pueden cultivar en macetas con corteza de pino, fibra de coco o musgo sphagnum, o bien en troncos o ramas de árboles. Necesitan riegos frecuentes pero sin encharcar el sustrato, abono específico para orquídeas cada 15 días durante la época de crecimiento y floración, y una ubicación luminosa pero sin sol directo. También se benefician de una buena ventilación y una humedad ambiental del 50-70%.
Orquídeas templadas
Son las que proceden de las zonas templadas del planeta, donde hay cuatro estaciones bien diferenciadas, con inviernos fríos y veranos cálidos, y una humedad moderada. Dentro de este grupo se encuentran algunas de las especies más resistentes y adaptables, como la Cymbidium, la Odontoglossum, la Paphiopedilum, la Zygopetalum o la Masdevallia.
Estas orquídeas suelen ser terrestres o epifitas, por lo que necesitan un sustrato más rico y compacto que las tropicales, que les aporte nutrientes y retenga la humedad. Se pueden cultivar en macetas con tierra para orquídeas, turba, perlita o vermiculita. Necesitan riegos regulares pero espaciados, abono específico para orquídeas cada mes durante la época de crecimiento y floración, y una ubicación luminosa pero sin sol directo. También se benefician de una buena ventilación y una humedad ambiental del 40-60%.
Orquídeas frías
Son las que proceden de las zonas frías del planeta, donde hay inviernos largos y rigurosos, con heladas y nieve, y veranos cortos y suaves, con una humedad variable. Dentro de este grupo se encuentran algunas de las especies más exóticas y delicadas, como la Cypripedium, la Pleione, la Dactylorhiza, la Bletilla o la Calanthe.
Estas orquídeas suelen ser terrestres o semiacuáticas, por lo que necesitan un sustrato muy rico y húmedo que les aporte nutrientes y protección contra el frío. Se pueden cultivar en macetas con tierra para orquídeas, turba, arena o grava. Necesitan riegos abundantes pero sin encharcar el sustrato, abono específico para orquídeas cada mes durante la época de crecimiento y floración, y una ubicación sombreada o semisombreada. También se benefician de una buena ventilación y una humedad ambiental del 60-80%.
Cómo identificar los tipos de orquídeas según su morfología
Otra forma de clasificar las orquídeas es según su morfología, es decir, según la forma y el tamaño de sus hojas, tallos, raíces y flores. Según esta clasificación, podemos distinguir cuatro grandes grupos de orquídeas:
Orquídeas monopodiales
Son las que tienen un solo tallo vertical que crece indefinidamente hacia arriba, sin ramificar ni emitir pseudobulbos. Las hojas son alargadas y alternas, dispuestas a lo largo del tallo. Las raíces son aéreas y gruesas, con una capa protectora llamada velamen. Las flores nacen en racimos terminales o laterales, desde la base de las hojas superiores. Ejemplos de este grupo son la Phalaenopsis, la Vanda o la Vanilla.
Orquídeas simpodiales
Son las que tienen varios tallos horizontales que crecen a partir de un rizoma subterráneo o superficial, formando pseudobulbos que almacenan agua y nutrientes. Las hojas son ovaladas o lanceoladas, dispuestas en pares o rosetas en el ápice de los pseudobulbos. Las raíces son subterráneas o aéreas, finas o gruesas, con o sin velamen. Las flores nacen en espigas terminales o laterales, desde el ápice o la base de los pseudobulbos. Ejemplos de este grupo son la Cattleya, la Dendrobium o la Oncidium.
Orquídeas sin tallo
Son las que carecen de tallo visible, ya que se reducen a un rizoma subterráneo o superficial del que nacen las hojas y las flores. Las hojas son basales, formando una roseta plana o erecta. Las raíces son subterráneas o aéreas, finas o gruesas, con o sin velamen. Las flores nacen en espigas basales o laterales, desde el rizoma o entre las hojas. Ejemplos de este grupo son la Paphiopedilum, la Cypripedium o la Phragmipedium.
Orquídeas con pseudobulbos
Son las que tienen pseudobulbos muy desarrollados y visibles, que pueden tener forma de bulbo, de cono, de cilindro o de abanico. Los pseudobulbos sirven para almacenar agua y nutrientes, y pueden estar cubiertos por unas vainas protectoras llamadas brácteas. Las hojas son variables, desde una sola hasta varias, desde lineales hasta ovales, desde caducas hasta perennes. Las raíces son subterráneas o aéreas, finas o gruesas, con o sin velamen. Las flores nacen en espigas terminales o laterales, desde el ápice o la base de los pseudobulbos. Ejemplos de este grupo son la Cymbidium, la Miltonia o la Zygopetalum.
Cómo elegir y cuidar los tipos de orquídeas según su floración
Otro criterio para clasificar las orquídeas es según su floración, es decir, según el momento y la duración de sus flores. Según esta clasificación, podemos distinguir tres grandes grupos de orquídeas:
Orquídeas de floración continua
Son las que florecen durante todo el año, sin una época definida. Sus flores suelen durar entre dos y seis meses, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales. Dentro de este grupo se encuentran algunas de las especies más fáciles y agradecidas de cultivar, como la Phalaenopsis, la Dendrobium nobile o la Ludisia.
Estas orquídeas necesitan un ambiente cálido y húmedo, con una temperatura entre 18 y 25ºC y una humedad del 50-70%. También necesitan una luz abundante pero filtrada, sin sol directo. Se deben regar cada vez que el sustrato esté seco al tacto, sin dejar agua estancada en el plato o en el centro de la planta. Se sugiere abonar cada 15 días con un fertilizante específico para orquídeas, diluido al 50% en el agua de riego. Y su trasplante puede hacerse cada dos o tres años, cuando las raíces salgan del tiesto o el sustrato se degrade.
Orquídeas de floración estacional
Son las que florecen en una época determinada del año, generalmente coincidiendo con los cambios de estación. Sus flores suelen durar entre dos y cuatro semanas, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales. Dentro de este grupo se encuentran algunas de las especies más espectaculares y variadas de cultivar, como la Cattleya, la Oncidium, la Vanda o la Masdevallia.
Estas orquídeas necesitan un ambiente templado y ventilado, con una temperatura entre 15 y 22ºC y una humedad del 40-60%. También necesitan una luz intensa pero indirecta, evitando el sol directo. Se deben regar cada semana o cada quince días, según la época del año y el tipo de sustrato, dejando que se seque entre riegos, abonar cuando no poseen flores cada 15 días y se pueden trasplantar cada año o cada dos años, cuando los pseudobulbos ocupen todo el tiesto o el sustrato se degrade.
Orquídeas de floración única
Son las que florecen una sola vez en su vida, después de varios años de crecimiento vegetativo. Sus flores suelen durar entre uno y tres meses, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales. Dentro de este grupo se encuentran algunas de las especies más raras y fascinantes de cultivar, como la Vanilla planifolia, la Angraecum sesquipedale o la Phaius tankervilleae.
Estas orquídeas necesitan un ambiente cálido y húmedo, con una temperatura entre 20 y 28ºC y una humedad del 60-80%. También necesitan una luz abundante pero filtrada, sin sol directo. Se deben regar cada dos o tres días, manteniendo el sustrato siempre húmedo pero no encharcado, abonando cada semana con un fertilizante específico para orquídeas, diluido al 25% en el agua de riego y trasplantando cada año o cada dos años, cuando las raíces salgan del tiesto o el sustrato se degrade.
Preguntas frecuentes sobre los tipos de orquídeas
A continuación, te presentamos algunas de las preguntas más comunes que se hacen los aficionados a las orquídeas, y sus respectivas respuestas:
¿Qué tipo de orquídea es la más adecuada para principiantes?
No hay una respuesta única a esta pregunta, ya que depende de varios factores, como el clima, el espacio, el tiempo y el gusto de cada uno. Sin embargo, se puede decir que las orquídeas más adecuadas para principiantes son aquellas que son resistentes, adaptables y de fácil cultivo, como la Phalaenopsis, la Cymbidium, la Dendrobium nobile o la Paphiopedilum.
¿Qué tipos de orquídeas son las más difícil de cultivar?
Tampoco hay una respuesta única a esta pregunta, ya que depende de la experiencia, el conocimiento y la dedicación de cada uno. Sin embargo, se puede decir que las orquídeas más difíciles de cultivar son aquellas que son delicadas, exigentes y de cultivo especializado, como la Vanilla planifolia, la Angraecum sesquipedale, la Masdevallia o la Cypripedium.
¿Qué tipo de orquídea es la más bonita?
Esta es una pregunta totalmente subjetiva, ya que la belleza depende del ojo del que mira. Cada orquídea tiene su encanto y su personalidad, y lo que a uno le puede parecer precioso, a otro le puede parecer vulgar. Lo importante es elegir una orquídea que nos guste y nos haga sentir bien, sin importar lo que opinen los demás.
¿Quieres aprender más sobre los tipos de orquídeas?
Como has podido comprobar, los tipos de orquídeas son muy variados y numerosos, y cada uno tiene sus características, sus necesidades y sus consejos de cultivo. Esperamos que este artículo te haya servido para conocer mejor estas hermosas plantas, y te anime a disfrutar de su belleza y su aroma en tu hogar o en tu jardín.
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